El re-encuentro que sabía que sucedería sin saber como, sin saber cuando pero esperado. Volviste a entrar en mi mundo para salvar mi día con tu eterna sonrisa. Entras para, a ala vez que provocar un dilema e incertidumbres sobre verdades (decisiones) absolutas, paralizarme para traerme la más inmóvil tranquilidad que solo tú has sido capaz de darme. Y te vas con tus dudas (las mías) a otra parte.
¿Quién no quisiera ser esa otra parte?…